Ejercicio: escribir directamente de principio a fin, sin revisar ni una vez antes de publicar.
El despertador. Si es domingo. Olvidó desactivarlo anoche. Uf. Vaya noche. Qué dolor de cabeza. Se da la vuelta. Apaga el móvil. Ya duerme de nuevo. Mierda, los vecinos pasando el aspirador. A estas horas. Se despereza. Es casi la una. No se levanta. Todavía queda mucho día por delante. Enciende el móvil. Bombardeo de notificaciones. Miedo a abrir el whatsapp. Qué dolor de cabeza. Debería ir a por un ibuprofeno. Pero todavía no ha comido. Mejor luego. Joder, aún con el vestido de ayer. Las medias rotas. Olvidó desmaquillarse. Siempre la misma historia. Sonríe. Fue divertido. Había buena música. Se encontró con Sergio. Estuvieron bailando un montón de rato. Es tan mono. Sonríe. ¿Pasó algo más? Joder. Lagunas importantes. Ni idea. No podía ir tan mal porque tampoco bebió tanto. Apenas cenó, igual fue eso. Da un vistazo al móvil. Los grupos van a explosionar. Mensaje de su ex. Mensaje de Sergio. Dos mil mensajes de Carol. Mala señal. Igual sí se pasó con las copas. Puta. Se promete no volver a salir en meses. Le calma la conciencia la promesa. No se la cree. Qué pereza. Luego ya los leerá. El ibuprofeno. Primero la comida. Qué dolor de cabeza. Va al baño. Tiene mucho pis. Evita el espejo. Se lava la cara. Tiene mucha sed. Pensar en comida le revuelve el estómago. Toma medio litro de agua. Y la pastilla milagrosa. Va al sofá. Cuando le haga efecto se pondrá las pilas. Todavía queda mucho día por delante. Pone la dos. Ver un documental da menos sensación de perder el tiempo. No sabía que los gorilas componían canciones felices. Las tararean al comer. Son tiernos. No, qué van a ser tiernos. Son fieras. Están tan bien hechos. Qué maravilla el mundo. La vida en el fondo es bonita. Qué dolor de cabeza todavía. Debería contestar los mensajes. El móvil se quedó en el cuarto. Luego ya irá. Termina lo de los gorilas. Empieza una película española. Qué puto palo. Pasa. Apaga la tele. Un baño le vendrá bien. Se levanta. Mira el móvil. Ocho perdidas de mamá. Coño. Hoy había comida. El cumpleaños de la abuela. Son las seis. Hay tiempo. Si toma una ducha rápida igual llega al café. Estas reuniones siempre se alargan mucho. Náuseas. Cómo puede tener ganas de vomitar si no ha comido nada. Va al baño. Se provoca el vómito. Bebe agua. El espejo. Qué horror. Vaya pintas. Abre el agua caliente. Pone el tapón. Adiós a la ducha rápida. Necesita un baño. Se desnuda. Deshace el moño mal hecho. Entra en la bañera. Paz. Se relaja. La mente en blanco. La vida es bonita. Piensa en Sergio. Igual es el definitivo. Sonríe. Tiene ganas de verlo. Qué debió pasar anoche. Luego llamará a Carol. Ostras, y a su madre. Seguro que está enfadada. Estas cosas no se hacen. Respira. Se mira los pies. Qué bien huele este jabón. El agua empieza a enfriarse. Mejor salir. Mierda, no se ha acercado la toalla. Sale. Medio segundo fuera con el cuerpo mojado y casi se congela. Se cubre con la toalla. Se enrolla otra en el pelo. Va a la habitación. Se sienta sobre la cama. Paz. Coge un pijama limpio. El rosa con puntillita es su preferido. Se siente feliz. Crema. Peine. Secarse el pelo. Colonia. Tiene hambre. Baja a la cocina. Abre la nevera. Tiene que hacer la compra. Un yogur. Le apetece. Echa cereales. Pone miel. Se lo toma mirando por la ventana. El reloj. Son casi las ocho y media. Se decide a llamar. Lo siento, mami. Ayer cogí frío y estoy con una gripe de caballo. Me ha sabido fatal. Sí, luego la llamo. Claro, iré a comer esta semana. Se siente mal. Qué mierda excusa es esa. La familia es lo primero. Piensa en Sergio. Es tan guapo. Ayer fue divertido. Todavía no ha contestado ningún mensaje. Carol la va a matar. Enciende el ordenador. Por lo menos revisará el mail. Quizá adelanta algo de trabajo. Primero el periódico. Hay que estar al día de lo que ocurre en el mundo. No. Qué pereza. Abre Tumblr. Necesita desconectar. Solo un momento. Joder. Si ya son las once. No ha hecho nada en todo el puto día. Y pobre abuela. El martes tiene libre. Le comprará bombones. Flores, mejor. Y una tarjeta. Ya no le duele la cabeza. Sergio es un encanto. Ayer fue divertido. El finde que viene más.
Me gusta bastante. Pero disiento, muchas veces, casi siempre en realidad, es mejor revisar lo escrito. Es mi forma de verlo.
Aplícate el cuento y escribe un cuento cada poco. Tú vales, sabes y puedes.
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Sí, totalmente de acuerdo. Era solo un ejercicio puntual, para ganar en espontaneidad: suelo revisar lo que escribo mucho, a veces en exceso. Gracias y un beso.
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