Una vieja alcahueta

Que el título de Tragicomedia de Calisto y Melibea pasase a La Celestina por clamor popular no es algo fortuito. Se trata del personaje más emblemático y misterioso de la novela. Más que los amantes, el verdadero protagonista.

La trama gira en torno a esta vieja alcahueta. Es la única que está descrita de forma fidedigna y extensa. Su aspecto físico es repulsivo pero el carácter y la vitalidad que la caracterizan la hacen especial. Está metida en numerosos oficios, todos ellos oscuros y escandalosos (tales como la prostitución, la preparación de brebajes, la alcahuetería, etc.).

La intención última de Fernando de Rojas ha sido discutida por la crítica —hay algunos que postulan a favor de una perspectiva judaica y quienes apuestan por una finalidad moralizante desde una perspectiva cristiana, en la que se muestran las consecuencias de dejarse arrastrar por las bajas pasiones—, pero parece que la condena a los excesos del amor cortés es evidente.  Así se deja entrever en el hecho de que el autor introduzca un personaje como Celestina en una obra “sentimental”.

Este personaje despierta en el lector sentimientos diferentes a lo largo de la historia. Desde el rechazo que produce su presentación y el temor ante una personalidad sin escrúpulos y egoísta en grado sumo, hasta en ocasiones cierta ternura (principalmente cuando habla de la madre de Pármeno, su amiga íntima de juventud). No obstante, al final de la obra, el regusto que deja, lejos de despertar compasión, es de desprecio total: su avaricia no es solo la causante de su muerte sino también la de los criados y, por lo tanto, si acudimos a las consecuencias totales, la de los amantes.

Uno de los grandes temas que trata Fernando de Rojas en esta obra es la Fortuna. Su consecuencia más directa y fatal es la muerte. Así, los personajes principales se van encontrando uno a uno con ella.

Aunque, tal vez, el destino de Celestina sea una causa-efecto de su propia conducta. La codicia de quedarse para sí la recompensa que había prometido a sus cómplices, los criados, les lleva a estos a apuñalarla. Es una muerte fruto de la ira de Sempronio y Pármeno causada por la traición de la alcahueta. Es decir, no es una muerte provocada por un tonto resbalón, como lo es la de los mismos criados y la de Calisto.

Pese al carácter chulesco y vitalista que le caracteriza, la vieja puta tiene miedo ante los caprichos de la Fortuna. Así lo refleja su monólogo mientras se acerca por primera vez a casa de Melibea, en el auto IV. El lector se encuentra con una Celestina que teme por su vida: se está dirigiendo a engañar a la hija de un señor poderoso y rico; si la descubren, lo más probable es que terminen con ella.

Además, cabe señalar que Celestina habla explícitamente de la Fortuna. Sucede en el noveno auto, cuando están reunidos en su casa ella, los criados, Elicia y Areúsa. La vieja está alegre de esta reunión pero su alegría se torna en cierta melancolía cuando llega Lucrecia y comenta lo bien que se encuentran. A ese comentario, Celestina reacciona con una mirada hacia el pasado.

Recuerda entonces tiempos anteriores de mayor fama y riqueza, y cavila acerca del paso del tiempo pero, sobre todo, su discurso se centra en el capricho azaroso de la existencia. Copio, y concluyo así, la definición que da la vieja: «Ley es de fortuna que ninguna cosa en un ser mucho tiempo permanesce; su orden es mudanças».

 

Un comentario en “Una vieja alcahueta

  1. Carmen dice:

    Estoy de acuerdo contigo sobre el título del libro. La Celestina es el personaje central, el mejor trazado.Es calculadora, manipuladora, astuta, conoce las apetencias de los seres humanos, tiene una gran habilidad verbal…

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario