Refrán viejo nunca miente

El Diccionario de la Real Academia define «refrán» como «dicho agudo y sentencioso de uso común». El Diccionari de l’Institut d’Estudis Catalans desarrolla un poco más la misma idea: «frase que, en sentit directe o al·legòric, i generalment de forma sentenciosa i el·líptica, expressa un pensament a manera de judici en què es relacionen almenys dues idees».

Si acudimos al Diccionario Crítico Etimológico Corominas-Pascual, vemos que la etimología de la palabra remite a la voz francesa «refrain» que corresponde a ‘estribillo’ –palabras que se repiten en un poema o canción al final de una estrofa–, que a su vez procede del antiguo «refrait», participio sustantivado de «refraindre» ‘quebrar’ basado en REFRANGERE del latín vulgar. O sea, el estribillo “quiebra” la composición poética y de ahí toma el nombre.

De esa idea de repetición se puede establecer desde refrain, «refrán» con el sentido actual ya que son dichos “repetidos” y, con frecuencia, compuestos como estribillos.

Además de estar establecidos en el lenguaje popular a base de haber sido repetidos durante años –mejor: siglos–, otra de las características principales del refranero es que está construido a partir de la experiencia. De este modo, a raíz de los sucesos buenos o malos que han experimentado unos hablantes, se transmiten en forma de advertencia o consejo a los herederos de esa lengua.

El refrán es un dicho popular pero no por ello menospreciable. O, tal vez, precisamente por ello, resulta más interesante. El hecho de que tenga una disciplina –la paremiología (del griego «paroimía» ‘proverbio’, y «logía» ‘compilación’) así lo demuestra. Se pueden encontrar numerosos libros y estudios sobre esta temática. Entre ellos, existe un interesante portal web que ofrece una clasificación minuciosa y cuidada de los refranes y frases hechas en lengua romance referidos al tiempo y al territorio. Se trata de ParemioRom. Paremiologia romànica: refranys meteorològics i territori.  

Dice el refranero español que «Decir refranes es decir verdades» y no es un pareado fortuito. Además de tratarse de un legado que recoge la tradición oral desde hace ya varios siglos, en los refranes encontramos consejos o comentarios para prácticamente todas las situaciones de la vida.

Recuerdo que en la asignatura de Lengua del colegio, estudiábamos –en el tema de los registros del habla– que los refranes y las frases hechas eran una característica del habla coloquial. Y es cierto. Sin embargo, lejos de lo que podía interpretarse hace unas décadas, cada vez más, denotan un perfil de hablante con un grado de cultura bastante alto.

Es frecuente, también, que se recurra a su uso sin tener conocimiento de lo que significan. Sin ir más lejos, ayer cuando iba en el tren, había unas adolescentes sentadas delante de mí maquillándose y mientras una se pintaba los labios, la otra exclamaba «¡Cómo brilla!», a lo que la interpelada contestó «Sí, brilla por su ausencia». Como es fácil deducir, no era una ocurrencia irónica sino un intento fallido de dar muestras de erudición.

La temática del refranero, como es lógico, es muy variada. Si nace de la experiencia vital de los hombres, lo esperable es que tenga muestras de cotidianidad y sea un reflejo de los usos y costumbres de una comunidad, así como la muestra patente de las diversas preocupaciones y temores de los hablantes.

Es por ello que una gran parte de los refranes están vinculados a la meteorología. Hasta no hace mucho, la fuente principal de riqueza era el sector primario. Y junto a este apunte hay que añadir que los conocimientos científicos eran limitados. Así, las conclusiones sacadas de la observación del comportamiento del tiempo (fenómenos diversos, variedad de épocas, etc.) y sus consecuencias han quedado reflejadas en un amplio grupo de refranes.

Pese a encontrarse lejos de las predicciones y estudios que hoy cuenta la meteorología y que son un gran servicio para agricultores y ganaderos, estos refranes recogen la sabiduría colectiva de años de experiencia y observación. Por lo tanto, a pesar de que carezcan de argumentos científicos e incluso haya algunos que se contradigan, siguen siendo un destello del saber no poco sustancial.

 

Un comentario en “Refrán viejo nunca miente

  1. Pedro Jiménez dice:

    Algunos refranes que se refieren al clima aluden al antiguo santoral; de modo parecido, se podría tener en cuenta el contexto histórico, católico, del refranero español, «el evangelio chico». Así, «piensa mal y acertarás» no es una invitación al juicio temerario, sino su irónica denuncia; «la avaricia rompe el saco» no es un consejo de moderación en esa especie de idolatría, sino un claro aviso de su peligrosidad. No sólo se corrompen algunas palabras por su mal uso, también se profanan los refranes.

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