Volvemos. Una vez más. Precisamente la vida interior consiste en esto: comenzar… y recomenzar, que decía aquel. Se puede aplicar… Leer más Volver

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Con las niñas correteando –jugando a ratos al escondite, al pillapilla o hacer cosquillas a algún mayor–, volví a pensar en ese pasar de la vida y en que no hace tanto éramos A. y yo las que nos colábamos debajo de la mesa creyéndonos que nadie nos había visto.
En la planta baja de uno de los edificios nuevos –altos, de cristal, ¡modernos!– está el Shake Shack al que fuimos con A. el día antes de que regresara a México y donde conocimos a su novio tras haber seguido de cerca todo el cortejo previo. Me vienen memorias del piso de Hammersmith. Agradezco la suerte que tuvimos de encajar tan bien las tres.
El miedo se disipó en el mismo momento en el que bajé del coche y cogí mis pertenencias: la seguridad de que iba a ser feliz se ha visto confirmada con el paso de los años. Me marcho hoy con el corazón rebosante de agradecimiento.