La familia, el tiempo y la felicidad

Con las niñas correteando –jugando a ratos al escondite, al pillapilla o hacer cosquillas a algún mayor–, volví a pensar en ese pasar de la vida y en que no hace tanto éramos A. y yo las que nos colábamos debajo de la mesa creyéndonos que nadie nos había visto.

Primera parada: Pimlico, Victoria, Westminster Cathedral

En la planta baja de uno de los edificios nuevos –altos, de cristal, ¡modernos!– está el Shake Shack al que fuimos con A. el día antes de que regresara a México y donde conocimos a su novio tras haber seguido de cerca todo el cortejo previo. Me vienen memorias del piso de Hammersmith. Agradezco la suerte que tuvimos de encajar tan bien las tres.